Las cremas y sopas para mi son un básico, tiemplan el estomago en días fríos y lo asientan si está revuelto. Esas cremitas suaves y aterciopeladas son tan versátiles que se aceptan en frío, en caliente, más espesas, más suaves, de verduras, de ave, de marisco... Con tropezones, sin ellos... Te apañan una cena baratita, como visten tu mesa de gala en una celebración importante.
Hoy he descubierto la chirivía, ese vegetal denostado a pertenecer única y exclusivamente al "arreglo de puchero". Con su sabor intenso, un poco dulzón y a la vez una chispita picante ha ganado mi corazón, repetiré seguro.